La inversión en los mercados de capitales lleva anexo un complicado proceso emocional no exento de dudas razonables para sus partícipes, a excepción de las personas que por su formación o experiencia hayan llegado al nivel óptimo inversor para saber por qué están invirtiendo, cuáles son sus objetivos dinerarios y ante todo, qué riesgos financieros están dispuestos a asumir para lograrlos.
En la inversión entra de pleno la actitud psicológica del individuo ante la posibilidad de ganar dinero en los mercados y su preparación emocional para saber soportar las volatilidades de precios, las mini-crisis periódicas e incluso, los fuertes movimientos especulativos que suelen realizar “las manos fuertes del mercado”, a la hora de forzar la ruptura de soportes o resistencias en los precios. Como solemos recordar en esta sección de Consejos de Bolsa especialmente dirigida para pequeños y medianos inversores, existen personas con un perfil psicológico determinado que desean que otros se encarguen de sus inversiones (gestores) para su mayor tranquilidad y por el contrario, muchos otros que aprovechando las herramientas de análisis e información disponibles en la actualidad prefieren... Leer más ...
Dos vías
En esta situación, los inversores particulares juegan un papel clave. Los ahorradores han podido invertir en las empresas de los Ruiz-Mateos por dos vías: los pagarés corporativos y las participaciones en empresas.
Entre febrero de 2009 y hasta mediados de abril de 2010, Nueva Rumasa emitió pagarés corporativos de diferentes empresas. La familia habla de cinco mil partícipes aunque no ha desvelado el importe captado, por lo que la realidad de la situación es un misterio. Para evitar la calificación de emisión pública, la inversión mínima ascendía a 50.000 euros. En este caso, la solvencia de los pagarés emitidos dependerá de la existencia o no de garantías reales.
Cada inversor tuvo la oportunidad de negociar de forma particular con la familia y aquéllos que consiguieron una hipoteca sobre alguno de los bienes de las empresas gozarán de mayor protección. Así, si se presenta el concurso de acreedores, tendrán la condición de crédito privilegiado. Mientras, los que sólo cuenten con el papel comercial estarán en situación de crédito ordinario y, por tanto, tendrán más complicado el cobro.